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Seguramente no hay nadie como ella. No quiere ser estrella, ni tampoco va de diva. No va de diferente, simplemente es real. No es que se sienta sola, solamente se ha perdido. No busca la fortuna, no quiere nada de nadie, solo que la abracen cuando esta sola en su baile. Ella es fuerte por fuera y por dentro no lo es tanto, pues no le interesa que la gente oiga si llanto. Cada paso de su vida ella es quien lo decide. Hace tiempo se dió cuenta que nada le hace sonreír, pero eso no es motivo para que ella desvaríe, si no. no sería ella. Chica, saca esa sonrisa que ilumina el cielo, quiero que se vean tus ojos, no te los tapes con el pelo, que si estan mojados, te aseguro que todo pasa. Eres la mejor princesa, ¿Por qué no te valoras, no ves todo lo que vales? No seas tonta, no te rayes, eres fuerte y tu lo sabes.

Mis monstruos son de colores y les encanta jugar al escondite.

Si los voy a buscar se vuelven camaleón y se difuminan sobre las paredes de mis recuerdos. Sin embargo, cuando les voy a dar de comer se ponen negros y rojos y les salen uñas largas para agarrarse bien a esos momentos que les estoy ofreciendo.
Cuando miro debajo de la cama se transforman en pelusas grises y cuando paso la aspiradora se ponen blancos y se pegan a las paredes.


A veces se suben a mi almohada y duermen al lado de mi cabeza y me dan insomnio, otras salen por la alcachofa de la ducha para mezclarse con la sal que baja por el desagüe.
Hay veces que se suben al horizonte de mi espalda y miran sobre mis hombros, pero entonces llega alguien... y me abraza sonriendo, y comienzan a hacerse pequeñitos para que los demás no los vean. 
Y se quedan quietos para que nadie los escuche. Y así yo puedo estar un rato tranquila sin pensar en cuidarlos.

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